La huella de Frida Kahlo sigue creciendo más allá del tiempo y las fronteras. Esta vez, su legado artístico y personal se expandirá en Coyoacán, el mismo corazón cultural donde nació y vivió, con la apertura de un nuevo museo: La Casa Roja. Este espacio será más que una exposición, será una inmersión íntima y profunda en sus orígenes familiares, creativos y espirituales.
La noticia fue confirmada por Mara Romeo Kahlo, sobrina nieta de Frida y su heredera directa, quien ha decidido abrir al público esta residencia privada con un enfoque complementario y enriquecedor al del ya icónico Museo Casa Azul. La Casa Roja situada justo al lado de la Casa Azul es una propiedad que ha estado en la familia Kahlo por generaciones, originalmente adquirida por los padres de Frida y posteriormente habitada por su hermana Cristina. Hoy, Mara Romeo honra esa historia abriendo sus puertas al arte, la memoria y la cultura.
Un museo con alma familiar y espíritu de origen
Mientras que el Museo Frida Kahlo (Casa Azul) celebra la relación de la artista con Diego Rivera y su consolidación como figura icónica del arte mexicano del siglo XX, La Casa Roja tiene un enfoque más introspectivo y genealógico. Aquí, los visitantes podrán conocer a profundidad la figura de Guillermo Kahlo, padre de Frida y fotógrafo alemán naturalizado mexicano, cuya sensibilidad visual y espíritu disciplinado jugaron un papel crucial en la formación estética de su hija.
Este nuevo museo buscará explorar la infancia, el entorno familiar y las primeras influencias de Frida, así como la vida y obra de otros miembros de la familia Kahlo que han permanecido en la sombra histórica. Se abrirá así un espacio de reflexión sobre las raíces multiculturales, artísticas y sociales que moldearon su mirada única sobre el mundo.
Un diseño que enaltece el pasado y proyecta el futuro
La curaduría y el diseño del museo estarán a cargo del reconocido despacho internacional Rockwell Group, con sede en Nueva York, conocido por sus propuestas innovadoras que fusionan tecnología, tradición y arquitectura emocional. El proyecto museográfico de La Casa Roja apostará por una experiencia multisensorial, integrando piezas patrimoniales con narrativas audiovisuales y recursos digitales interactivos.
El objetivo, según Romeo Kahlo, no es solo preservar la memoria familiar, sino hacerla viva y activa, conectar a las nuevas generaciones con la historia y transmitir los valores que definieron a Frida: la autodeterminación, el amor por México, el respeto por los pueblos originarios y el arte como forma de sanación y resistencia.
Un homenaje con vocación educativa y comunitaria
Más allá de convertirse en un nuevo atractivo cultural y turístico para la capital mexicana, La Casa Roja se proyecta como un espacio de vinculación con la comunidad, con una programación que incluirá talleres, residencias artísticas, presentaciones editoriales y exposiciones temporales dedicadas a artistas emergentes, especialmente mujeres y creadores indígenas o latinoamericanos.
Además, se planea establecer alianzas con instituciones educativas y museísticas tanto nacionales como internacionales para fomentar el estudio de la obra y legado de Frida desde nuevas miradas. “Queremos que esta casa sea un puente entre el pasado y el futuro, entre lo íntimo y lo universal”, ha expresado Mara Romeo en varias entrevistas.
Una experiencia complementaria y única en el universo Kahlo
Visitar La Casa Roja será vivir una dimensión nueva del universo Frida Kahlo. Mientras que la Casa Azul ha cautivado a millones con su colorida estética y su narrativa de amor y dolor, La Casa Roja se presenta como un espacio más introspectivo y genealógico, donde se revelará cómo el talento de Frida germinó en el contexto familiar, en los pasillos silenciosos de una casa donde las imágenes del padre fotógrafo y las historias compartidas entre hermanas tejieron una sensibilidad artística precoz.
Desde ya, el proyecto ha generado gran expectativa entre estudiosos, fanáticos del arte y turistas internacionales, que ven en esta apertura no solo una novedad, sino una revalorización del legado integral de Frida, más allá de los íconos que hoy pueblan la cultura pop.