La primera vez que tocó el cielo, Viridiana Álvarez tenía 30 años. Su primera montaña le llegó por casualidad y un poco tarde para convertirse en profesional, según los estándares del alpinismo internacional. Fue en la cima de México: el Pico de Orizaba, a 5,636 metros sobre el nivel del mar. Allí arriba, con su país a los pies, se hizo una pregunta que cambiaría su vida: “Si así se ve estar en lo más alto de México, ¿cómo se verá el mundo desde la cima del Everest?”
Ese instante marcó el inicio de una travesía que la llevaría a ser una de las mujeres más destacadas del alpinismo mundial.
Un inicio tardío, pero meteórico
Originaria de Aguascalientes, licenciada en Administración de Empresas, Álvarez había desarrollado su carrera en el mundo corporativo. Lejos de imaginarse un destino entre piolets y crampones, su vida giraba en torno a reuniones, balances y objetivos anuales.
Pero en 2014, tras una invitación casual a subir el Pico de Orizaba con un grupo de amigos, su perspectiva cambió para siempre. Aquel esfuerzo físico y mental la retó como nada antes. «En la cima descubrí que podía hacer cosas que nunca me había planteado. Ahí nació la semilla», ha relatado en entrevistas.
Ese mismo año, se propuso subir el Iztaccíhuatl y después el Nevado de Toluca. Rápidamente comprendió que su pasión recién descubierta por la montaña iba más allá de un simple hobby.
Conquista de los 14 ochomiles
Desde entonces, la carrera de Álvarez ha sido meteórica. No solo decidió entrenarse y prepararse de manera profesional en técnicas de alta montaña y resistencia, sino que fijó una meta ambiciosa: subir las 14 montañas más altas del planeta, conocidas como los ochomiles, aquellas que superan los 8,000 metros de altitud.
Su primera gran cima internacional fue el Everest en 2017. Después siguieron el K2, el Makalu, el Lhotse y muchas más. En 2022, se convirtió en la primera mujer en América y la más rápida en el mundo en escalar las tres montañas más altas del planeta: Everest (8,848 m), K2 (8,611 m) y Kangchenjunga (8,586 m), en tan solo un año y 364 días.
Una mexicana que inspira al mundo
El ascenso de Viridiana Álvarez ha roto moldes en más de un sentido. En un mundo dominado por hombres y donde los recursos económicos, el patrocinio y el acceso al entrenamiento profesional suelen ser barreras importantes, la mexicana se ha hecho camino con determinación.
Además de las dificultades técnicas y climáticas propias de estas montañas, el alpinismo femenino todavía enfrenta prejuicios. “Muchas veces me dijeron que no lo lograría, que no tenía el perfil de una alpinista profesional, o que estaba empezando muy tarde. Pero he demostrado que la pasión y la disciplina rompen cualquier límite”, ha comentado en más de una ocasión.
Su historia no solo inspira a quienes sueñan con las montañas, sino también a mujeres de todo el mundo a perseguir sus metas, sin importar el ámbito ni la edad.
Preparación física y mental
Subir un ochomil no es solo una cuestión de fuerza: es una prueba de resistencia mental, emocional y espiritual. Álvarez dedica varias horas al día a su preparación física, combinando entrenamiento funcional, sesiones de escalada y trabajo cardiovascular.
También es consciente de la importancia de la preparación mental. En cada expedición enfrenta temperaturas extremas, falta de oxígeno, agotamiento físico y riesgos constantes. Para ello, practica técnicas de visualización, mindfulness y autocontrol emocional.
“Cuando estás a más de 8,000 metros, el 80 % es mental. Puedes tener un cuerpo fuerte, pero si tu mente se rinde, no llegarás”, afirma.
El futuro: completar los 14 ochomiles y más
Actualmente, Viridiana Álvarez ha logrado 11 de los 14 ochomiles. Su objetivo es completar la lista en los próximos años y así unirse al exclusivo club de alpinistas que han conquistado todas estas cimas. Solo una veintena de mujeres en todo el mundo lo han logrado.
Además, busca promover el montañismo femenino en América Latina, apoyar proyectos de conservación ambiental y motivar a más mujeres a entrar en disciplinas deportivas tradicionalmente dominadas por hombres.
Más allá de las montañas
Viridiana también es conferencista, autora y figura de inspiración en redes sociales, donde comparte no solo sus ascensos, sino reflexiones sobre la vida, el esfuerzo, el miedo y la perseverancia.
“La montaña me enseñó que todo es posible si lo decides con el corazón. Si yo, que comencé a los 30, sin experiencia previa, logré estar en la cima del mundo, cualquiera puede lograr su Everest personal”, asegura.
El viaje de Viridiana Álvarez sigue en marcha, y si algo ha demostrado es que los límites están para ser superados. Las cimas son infinitas, y para ella, todavía hay mucho cielo por tocar.