Viesca, en el corazón de Coahuila, revela una historia fascinante que combina vestigios del pasado marino con paisajes desérticos que hoy enamoran a los aventureros y amantes de la naturaleza. Este Pueblo Mágico no solo conserva su esencia histórica, sino que se reinventa como un destino turístico único en el norte de México.
Hay lugares en México que sorprenden no solo por su belleza natural, sino por los secretos geológicos que encierran. Viesca, Coahuila, es uno de esos destinos. Conocido por su impactante paisaje de dunas y su historia minera y salinera, este Pueblo Mágico alguna vez estuvo cubierto por el mar. Hoy, ese antiguo lecho marino ha dado paso a las Dunas de Bilbao, un paraíso desértico que atrae cada vez a más viajeros nacionales e internacionales.
Las Dunas de Bilbao son, sin duda, uno de los principales atractivos de Viesca. Su paisaje blanco y ondulante, modelado por el viento, ofrece una experiencia única: caminatas, fotografía de paisaje, campamentos nocturnos bajo un cielo estrellado e incluso actividades de sandboard para quienes buscan una dosis de adrenalina. Pero detrás de su belleza, se esconde una historia milenaria: hace millones de años, esta zona estuvo bajo el mar. Con el paso del tiempo, los cambios geológicos y climáticos transformaron esa extensión acuática en el desierto que hoy podemos recorrer.
Viesca: Historia, cultura y fe en cada rincón
Más allá de su riqueza natural, Viesca posee una oferta cultural que encanta a quienes desean descubrir el alma de los pueblos del norte. La Plaza Principal, con su kiosco rodeado de árboles, es el corazón social del municipio. Aquí también se encuentra el reloj del Bicentenario, monumento que rinde homenaje a los 200 años de la Independencia de México.
La Parroquia de Santiago Apóstol, construida en el siglo XVII, es una joya arquitectónica que invita al recogimiento y a la contemplación. En su interior, se resguardan esculturas y óleos del siglo XVIII, así como siete lienzos dedicados a la Virgen y a santos populares. Cada 25 de julio, la plaza cobra vida con la tradicional “danza del caballito”, una representación de la lucha entre moros y cristianos, al ritmo de violines y tambores, que enciende el espíritu festivo del pueblo.
También se puede visitar la Plaza de Armas o del Carmen, donde se encuentran bustos y monumentos de personajes clave en la historia local. Y para quienes desean profundizar en la memoria de Viesca, el Museo Municipal General Jesús González Herrera resguarda documentos históricos, monedas antiguas, fotografías, armas y objetos personales que narran la evolución de la comunidad desde la época virreinal hasta nuestros días.
Una herencia minera y salinera que marcó a Viesca
Uno de los lugares más simbólicos de Viesca es la Fábrica de Sal, cuyas ruinas siguen en pie como testimonio del pasado industrial del municipio. Aunque cerró en 1993 debido a problemas económicos y laborales, sus estructuras aún evocan la intensidad de un tiempo en que la producción de sal era el motor económico del lugar.
A tan solo media hora del centro, los visitantes también pueden descubrir la Ex Hacienda de Santa Ana de los Hornos, una construcción que conserva una capilla con santos tallados en madera y pinturas del siglo XVII. Esta hacienda fue una de las más importantes de la región y hoy, en medio de la aridez del desierto, se alza como un símbolo de la riqueza histórica y cultural que envuelve a Viesca.
Gastronomía, artesanías y tradición
No hay viaje completo sin llevarse un pedacito del lugar visitado. En el Centro de Viesca, los visitantes pueden encontrar productos artesanales tejidos a mano, elaborados con técnicas tradicionales que han pasado de generación en generación. Y para el paladar, nada mejor que probar el emblemático dulce de leche quemada, una delicia local que se convierte en el souvenir perfecto.
Clima extremo, experiencias inolvidables
Viesca es una tierra de contrastes. Su clima desértico, con temperaturas que van de los 20 hasta los 40 grados centígrados en verano, hace que cada visita sea una experiencia diferente. Por ello, se recomienda llevar ropa ligera, protector solar, gorra y abundante agua si se planea recorrer las dunas o realizar actividades al aire libre.
Para los viajeros que buscan lugares fuera de lo común, que combinan historia, cultura, paisajes espectaculares y un espíritu auténtico, Viesca es una joya por descubrir. Su encanto no solo está en lo que se ve, sino en lo que se siente: la conexión con una tierra que alguna vez fue mar y que hoy, bajo el sol del desierto, resplandece como nunca.