Salma Hayek redefine la elegancia invernal con un vestido verde brillante en la LACMA Art+Film Gala 2025

La actriz mexicana se convierte en el centro de atención de la gala más cinematográfica del año, al transformar un diseño cubierto de lentejuelas en una poderosa declaración de estilo, sofisticación y carácter.

Una vez más, Salma Hayek demostró que el estilo no solo se viste: se encarna. Durante la LACMA Art+Film Gala 2025, celebrada en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y presentada por Gucci, la actriz mexicana se convirtió en el rostro de una nueva elegancia invernal, donde el brillo deja de ser un accesorio y se convierte en una afirmación de poder.

Su vestido verde de Gucci, cubierto de lentejuelas que capturaban la luz desde cada ángulo, fue una auténtica obra maestra de diseño. Con mangas largas, escote pronunciado y una silueta estructurada, Hayek reinterpretó la feminidad contemporánea desde la autoridad y la sofisticación. En una temporada dominada por tonos neutros y metálicos, su apuesta por el verde lima vibrante, eléctrico y luminoso fue un golpe maestro que transformó el ambiente de la gala en un espectáculo visual.

Hay pocas cosas tan poderosas como un vestido que se adueña de la luz”, comentó un crítico de moda tras su aparición, destacando cómo el color, la textura y la actitud de Hayek lograron un equilibrio perfecto entre glamour y fuerza.

Lejos de las tendencias pasajeras, el look de Salma Hayek en esta edición de la gala fue una lección de estilo atemporal. En un contexto donde la moda de alfombra roja tiende a homogeneizarse, ella optó por una propuesta arriesgada que resaltó no solo su presencia escénica, sino también su capacidad de reinventar el lujo sin perder autenticidad.

El diseño, perteneciente a la más reciente colección de Gucci bajo la dirección creativa de Sabato De Sarno, combinaba el brillo característico de la maison con un sentido contemporáneo de la elegancia funcional. Las mangas largas y el corte ajustado aportaban equilibrio visual al dramatismo del escote, mientras que las lentejuelas, bordadas artesanalmente, reflejaban los tonos del entorno como un espejo líquido.

Bajo las luces del LACMA, cada movimiento de la actriz producía un efecto hipnótico: el verde adquiría matices dorados y plateados, multiplicando la intensidad visual y recordando que la moda es también una forma de energía.

El maquillaje y peinado fueron la extensión natural del look: labios nude, piel luminosa y cabello suelto con ondas suaves, un guiño al glamour clásico de Hollywood pero con una frescura contemporánea. El resultado fue un estilo que equilibró sofisticación y magnetismo, haciendo de Hayek una de las figuras más comentadas de la noche.

La gala, que cada año celebra el vínculo entre el arte y el cine, reunió a decenas de celebridades, entre ellas Demi Moore, Cynthia Erivo, Leonardo DiCaprio, Emma Stone y Timothée Chalamet, pero fue Salma quien acaparó los reflectores. Su elección de color rompió con la monotonía de los tonos metálicos y negros que predominaron, reafirmando su lugar como una de las embajadoras de moda más influyentes del mundo.

El verde es un color que no acompaña, lidera. Exige presencia”, señaló la revista Vogue al analizar el impacto del look. Y precisamente eso hizo Hayek: liderar la conversación de estilo de la noche.

Detrás de su icónica aparición también hay un discurso de madurez y autoconfianza, elementos que la actriz ha cultivado a lo largo de su trayectoria. En los últimos años, Salma se ha convertido en un símbolo de poder femenino en la industria del entretenimiento, demostrando que la elegancia no tiene edad ni límites. Su capacidad para apropiarse de la moda sin someterse a sus dictados la ha colocado como referente para mujeres de todas las generaciones.

En palabras de la propia actriz, “vestirse con intención es una forma de expresar quién eres, no de esconderte”. Ese mensaje resonó profundamente en una gala dedicada precisamente a celebrar la creatividad, la autenticidad y la conexión entre las distintas formas del arte.

La LACMA Art+Film Gala, patrocinada por Gucci desde 2011, no solo es un escaparate de estilo, sino también un evento benéfico que recauda fondos para las colecciones y programas del museo. Este año, la ceremonia rindió homenaje al cineasta Wes Anderson y al artista contemporáneo Mark Bradford, destacando la fusión entre la narrativa cinematográfica y las artes visuales.

En ese contexto, la presencia de Salma Hayek actriz, productora y defensora del arte latinoamericano adquiere un significado aún más simbólico. Representa la unión entre cultura, arte y moda, tres dimensiones que ella ha sabido habitar con la misma naturalidad con la que brilla en la gran pantalla.

Su vestido verde, más que una prenda, fue una metáfora del renacimiento: un recordatorio de que la moda también puede ser una declaración emocional, un lenguaje de empoderamiento y un reflejo de luz en medio del invierno.

Con esta aparición, Salma Hayek no solo firmó uno de los momentos más memorables de la LACMA Art+Film Gala 2025, sino que reafirmó su posición como una de las figuras más influyentes de la moda global. Su elegancia no se impone: resplandece.

Salma no viste un vestido, lo convierte en un manifiesto”, concluyó la crítica de moda de Harper’s Bazaar, sintetizando lo que todos los presentes sintieron aquella noche: que cuando ella pisa una alfombra roja, la moda y el arte se encuentran en su punto más sublime.

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