Todos hemos admirado alguna vez una pasarela soñando con llevar alguna de esas piezas audaces en la vida real. Pero pocas celebridades logran borrar la línea entre arte y estilo como lo está haciendo Miley Cyrus. Con el reciente lanzamiento de su álbum Something Beautiful, la artista no solo redefine su sonido, sino también su lugar en el mundo de la moda: uno donde la alta costura no es solo para las revistas, sino parte esencial de su narrativa personal y artística.
Una nueva era: música, estética y autenticidad
En este momento de su carrera, Miley se reinventa desde lo más profundo. Lejos del pop provocador o el rock rebelde, la cantante se adentra en sonidos más alternativos, jazzísticos e incluso con tintes disco. Un cambio sonoro que merece un vestuario a la altura, y ella lo sabe.
Así, hemos visto emerger a una Miley Cyrus más elegante, más sofisticada, pero sin perder un ápice de su esencia irreverente. Su armario habla con la misma fuerza que sus letras: tiene la sensibilidad de una artista que entiende que vestirse también es contar una historia.
Del runway a la realidad: el lujo al servicio del storytelling
Miley ha sido vista últimamente con piezas de Saint Laurent, Alaïa una de sus casas predilectas, y Alexander McQueen. Pero más allá de la etiqueta, lo que sorprende es su capacidad para tomar siluetas teatrales y transformarlas en algo absolutamente contemporáneo.
El mejor ejemplo fue su inesperada aparición en el Carlyle Hotel de Nueva York, donde ofreció una presentación íntima que dejó a todos sin aliento. En ese lugar cargado de historia y elegancia, Miley deslumbró con un conjunto blanco y dorado de saco y falda firmado por Thom Browne. La pieza, que pertenece a su colección de Alta Costura Otoño-Invierno 2024, parecía sacada de un cuadro de la era georgiana.
A diferencia de la interpretación dramática del desfile, Miley lo llevó con un peinado desordenado y maquillaje natural. Una combinación que hizo que el atuendo de por sí imponente se sintiera humano, íntimo, auténtico. En otras palabras: absolutamente Miley.
Sofisticación urbana: Jean Paul Gaultier y The Row en su día a día
Pero la moda de Miley no se queda en lo escénico. También la vemos transformar las calles en una pasarela diaria. Uno de sus looks más comentados recientemente fue un traje rayado de dos piezas de Jean Paul Gaultier, que combinó con tacones negros, gafas de sol XL y el bolso insignia de The Row, el más codiciado del momento.
Esa mezcla de audacia vintage con funcionalidad moderna resume a la perfección el nuevo capítulo estilístico de Cyrus: una artista en control de su estética, que entiende cómo vestir su presente sin traicionar su historia.
De musa rebelde a referente de estilo
Con cada aparición, Miley demuestra que su conexión con la moda es más que superficial. La lleva como armadura, como escenografía, como lenguaje. No se disfraza: se expresa. Esa autenticidad, tan escasa en la era de los estilismos forzados, es la que la convierte hoy en una musa contemporánea para diseñadores, editores y amantes de la moda por igual.
Y es que lo que antes era visto como provocación ahora es entendido como evolución. Lo que parecía excentricidad es hoy mirada artística. Miley no solo sigue tendencias: las reformula.
¿Lo que viene? Moda sin etiquetas y más Miley que nunca
Con una gira en puerta y rumores de que podría ser invitada especial en las próximas semanas de la moda, todo indica que estamos frente a una etapa dorada en la relación de Cyrus con la industria. ¿Alta costura en escenarios íntimos? ¿Looks de archivo reinventados con desenfado? Todo es posible cuando una artista se viste de sí misma.
En un mundo donde la moda muchas veces se siente como un guión predecible, Miley Cyrus aparece como un soplo de aire fresco: radical, genuina y absolutamente inolvidable. Su estilo no es solo lo que lleva puesto, es lo que proyecta una artista en plenitud, que no le teme a brillar con luz propia.
