El CEO de Meta lidera personalmente un ambicioso proyecto para posicionar a su compañía a la vanguardia del desarrollo de IA avanzada, en competencia directa con OpenAI, Google y Microsoft.
En un movimiento que marca un nuevo capítulo en la carrera tecnológica por la supremacía de la inteligencia artificial, Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, ha decidido involucrarse personalmente en el desarrollo de un sistema de superinteligencia: un modelo de IA tan avanzado que podría llegar a superar las capacidades del cerebro humano.
Según fuentes de alto perfil como Bloomberg y The Wall Street Journal, Meta está destinando inversiones multimillonarias a esta iniciativa, que no solo busca competir con titanes como OpenAI, Google y Microsoft, sino también superar los límites de lo que hoy entendemos como inteligencia artificial.
La apuesta no es menor. Zuckerberg ha mostrado su frustración con la velocidad de progreso de Meta en el ámbito de IA y con el desempeño de lanzamientos anteriores que no cumplieron las expectativas internas. Ante este escenario, el fundador de Facebook ha optado por un enfoque radicalmente más práctico y directo: está contratando talento de élite, reorganizando estructuras y liderando personalmente la construcción del nuevo equipo.
Uno de los fichajes más significativos ha sido el de Alexandr Wang, fundador de Scale AI, una de las startups más influyentes en procesamiento de datos y entrenamiento de modelos. Meta no solo ha reclutado a Wang, sino que se encuentra en conversaciones para invertir más de 10,000 millones de dólares en Scale AI, en un acuerdo que incluiría también la incorporación de otros ingenieros clave.
Además, la empresa ha comenzado a ofrecer contratos millonarios a investigadores de compañías como OpenAI y Google. Algunos de estos expertos ya se han unido al nuevo laboratorio de Meta, que operará bajo un régimen de máxima prioridad. Incluso las oficinas han sido reorganizadas para que los ingenieros trabajen físicamente cerca de Zuckerberg, en un gesto simbólico y estratégico de control y visión a largo plazo.
Este equipo de aproximadamente 50 personas, compuesto por algunos de los cerebros más brillantes del mundo en inteligencia artificial, tiene una misión clara: construir un sistema que pueda evolucionar hacia lo que se conoce como inteligencia artificial general (IAG), es decir, una IA que iguale o supere las capacidades cognitivas humanas.
La urgencia es palpable. Aunque Meta fue pionera en crear un laboratorio de IA en 2013, tras perder la oportunidad de adquirir DeepMind (hoy uno de los activos más estratégicos de Google), ha quedado rezagada frente a rivales como OpenAI, que cuenta con el respaldo de más de 13,000 millones de dólares en inversión por parte de Microsoft, o Anthropic, que ha recibido 8,000 millones de Amazon.
Uno de los grandes desafíos internos ha sido el modelo “Behemoth”, cuyo lanzamiento se ha retrasado por problemas de rendimiento. Este retraso, según el Wall Street Journal, fue uno de los detonantes para que Zuckerberg decidiera tomar las riendas de forma más directa.
El objetivo final de este megaproyecto no es simplemente mejorar la tecnología existente, sino redefinir lo posible. En palabras de Zuckerberg, la superinteligencia no es una aspiración futurista, sino una necesidad estratégica para el ecosistema tecnológico que se avecina. Y Meta quiere ser quien marque el ritmo.
Con esta nueva iniciativa, Meta busca reposicionarse como líder indiscutible en la próxima revolución tecnológica, anticipándose al surgimiento de plataformas que transformarán la economía, la ciencia, la educación, la medicina y posiblemente, el funcionamiento mismo de la sociedad.
Mientras tanto, el resto del mundo observa. La carrera por la inteligencia artificial ya no es una competencia entre algoritmos, sino entre visiones del futuro. Y Zuckerberg ha dejado claro que Meta no tiene la intención de quedarse atrás.
