Atrás quedó el maquillaje pesado y las bases que ocultaban la autenticidad del rostro. En 2025, el verdadero lujo en belleza es una piel que respira, luminosa y naturalmente radiante, evocando una imagen de salud, autocuidado y elegancia.
El efecto glow esa luminosidad sutil que parece surgir desde el interior se ha convertido en el nuevo ideal. No se trata de saturar el rostro de iluminadores o crear brillos artificiales, sino de lograr un cutis que refleje descanso, hidratación y bienestar genuino: como si cada día fuera el resultado de ocho horas de sueño reparador y una vida equilibrada.
Para conseguir este efecto, los expertos recomiendan iluminadores en crema aplicados estratégicamente en los pómulos, lagrimales, tabique nasal y arco de Cupido, además de sprays fijadores con acabado dewy. El maquillaje se vuelve más etéreo: mejillas ruborizadas en tonos durazno o coral, labios con tintes suaves y gloss traslúcido, ojos ligeramente delineados y cejas naturales, apenas peinadas hacia arriba.
Sin embargo, el verdadero secreto del glow radica en la piel misma. Una rutina de skincare disciplinada basada en hidratación profunda, exfoliaciones suaves, vitamina C, ácido hialurónico y protección solar diaria es el cimiento de esta belleza contemporánea. Más allá de los cosméticos, el brillo más admirado nace del descanso, la alimentación consciente y los rituales de bienestar que equilibran cuerpo y mente.
En 2025, el glow saludable no es una tendencia efímera: es un estilo de vida que eleva la belleza natural como máxima expresión de lujo moderno. La tendencia celebra la piel luminosa y fresca como reflejo de bienestar y sofisticación.