Diseñado para resistir el clima y el paso del tiempo, el trench coat es hoy un símbolo de elegancia práctica. Ideal para la primavera, se mantiene como una prenda clave del armario moderno.
La llegada de la primavera no solo marca un cambio de temperatura, sino también un giro en nuestras elecciones de estilo. Con los primeros indicios de lluvia y cambios inesperados en el clima, surge la necesidad de prendas que combinen funcionalidad y elegancia. En este contexto, el trench coat se consolida como la prenda esencial de temporada: un clásico atemporal que permite mantener un look cómodo sin sacrificar la comodidad.
También conocido como abrigo de trincheras, el trench coat es una de esas piezas que han trascendido su propósito original para convertirse en un ícono de estilo. Su diseño versátil, adaptado a múltiples escenarios y condiciones, lo convierte en un aliado ideal para quienes buscan equilibrar la practicidad y la distinción. Lo que pocos saben es que su historia se remonta a más de dos siglos atrás.
Los primeros indicios del trench coat moderno surgieron en la década de 1820, cuando comenzaron a producirse abrigos impermeables forrados con goma. En aquel entonces, estaban pensados para hombres trabajadores que practicaban actividades al aire libre, como la caza o la pesca. Se trataba de una prenda resistente, adaptable y diseñada para acompañar al usuario en cualquier circunstancia.
Décadas más tarde, la gabardina adquirió su nombre definitivo durante la Primera Guerra Mundial. Los oficiales de alto rango del ejército británico adoptaron este abrigo por su capacidad para repeler el agua, su ligereza y su comodidad. El nombre “gabardina” proviene precisamente de las trincheras en las que fue utilizada por millas de soldados. Su diseño, concebido para soportar condiciones adversas, lo convirtió en un referente de la ropa funcional con estilo militar.
Entre las primeras casas de moda en perfeccionar esta prenda destaca Burberry , firma británica que jugó un papel fundamental en su evolución. Thomas Burberry desarrolló una tela impermeable y transpirable llamada gabardina , que se convirtió en el material ideal para los trench coats. Además de su practicidad, la firma impuso un color icónico: el beige o marrón claro, que hoy sigue siendo sinónimo de elegancia clásica.
Con el paso del tiempo, el trench coat fue adoptado por mujeres influyentes, celebridades y figuras públicas, consolidándose como una prenda unisex con un fuerte componente de estilo. Hoy, el trench coat sigue siendo protagonista en las colecciones de diseñadores internacionales y se reinventa temporada tras temporada. Aunque el tono neutro sigue siendo el favorito, las versiones actuales incluyen opciones en colores vibrantes como rojo , verde , azul eléctrico , e incluso versiones en mezclilla , cuero o estampados gráficos.
La versatilidad de esta prenda la hace ideal para distintas situaciones: desde una reunión de negocios hasta una salida informal de fin de semana. El trench coat puede llevarse sobre un conjunto clásico de oficina, elevar un look con jeans y camiseta o ser el complemento perfecto para un vestido midi. Todo depende de los accesorios y del corte elegido.
Una de las celebridades que ha convertido la gabardina en parte esencial de su estilo es Naomi Watts . La actriz ha demostrado cómo integrar esta prenda en looks urbanos de inspiración europea, combinándola con botines, faldas largas o pantalones de sastre. Su dominio de la silueta y su gusto por los tonos neutros han contribuido a consolidar esta prenda como un must en el armario femenino contemporáneo.
En contextos como el actual, donde el clima puede transformarse de un momento a otro, contar con una gabardina es casi una necesidad estratégica. Su capacidad de adaptarse a cambios bruscos —del sol a la lluvia en cuestión de minutos— lo hace especialmente útil en primavera. Pero más allá de su funcionalidad, el trench coat comunica un mensaje claro: seguridad, elegancia y dominio del estilo personal.
Ya sea en su versión tradicional o reinterpretada con un giro moderno, esta prenda continúa simbolizando la unión entre moda y utilidad. Incluirlo en el guardarropa no solo es una decisión práctica, sino una apuesta segura por la sofisticación duradera.