Brigitte Bardot y Twiggy fueron íconos que transformaron la moda en arte y declaración. Ambas, sin temor a lo provocador, adoptaron con orgullo una de las piezas más controvertidas de su tiempo: las botas de colores con caña alta. Más que un accesorio, se convirtieron en una declaración contra el conservadurismo de la época. Ya fuese para acentuar un conjunto monocromático o cerrar un look boho con flecos, estas botas eran sinónimo de actitud.
Hoy, más de medio siglo después, este espíritu irreverente vuelve a las pasarelas. Y lo hace con fuerza. Las casas de moda más vanguardistas reinterpretan este ícono sesentero, fusionando nostalgia y audacia en cada paso.
Verde rebelde: Ester Manas redefine la feminidad
En colaboración con la histórica firma de lencería Chantelle, Ester Manas presenta una propuesta que habla de libertad y cuerpo sin censura. Las botas slouchy en verde intenso acompañan vestidos transparentes con volantes y estructuras geométricas, componiendo un equilibrio entre lo romántico y lo poderoso. La feminidad ya no se esconde: se celebra, se muestra, se camina con ella.
Naranja virtual: Prada desafía la realidad
La maison italiana explora la relación entre el mundo físico y el digital. En su desfile, las prendas clásicas se visten de color para construir siluetas que no pasan desapercibidas. Un ejemplo vibrante: botas vaqueras en naranja brillante, combinadas con pantalones de vestir y un top drapeado. Una oda al presente, donde el exceso encuentra su lugar con naturalidad.
Azul marino: la nueva sastrería con alma retro
Normando apuesta por una sensualidad elegante, y lo hace con una pieza que retoma la arquitectura de los años sesenta. Su vestido cut out de escote profundo, hombreras marcadas y una abertura frontal precisa fue acompañado por unas sobrias botas en azul marino. Un guiño sofisticado a los total looks monocromáticos que marcaron la década.
Rojo borgoña: un clásico reinterpretado
Las botas puntiagudas en rojo borgoña reaparecen como protagonistas en conjuntos de líneas asimétricas. Este tono, profundo y cargado de historia, se convierte en el acento perfecto para estilismos contemporáneos que evocan poder, estilo y deseo.
Así, el legado de los 60 regresa con nuevos códigos, pero con la misma intención: romper moldes, pisar fuerte y dejar huella. Porque en la moda como en la vida el color no solo viste: habla.