Claudia Schiffer, musa eterna de un verano Chloé

La supermodelo revive el espíritu sensual y libre del cine francés en “Chloé à la Plage”, la nueva campaña de Chemena Kamali. Moda, nostalgia y feminidad sin tiempo.

Desde que Chemena Kamali tomó las riendas creativas de Chloé en 2023, la maison ha vivido una auténtica renovación que no traiciona su esencia. Con una sensibilidad contemporánea que honra el romanticismo bohemio, Kamali ha devuelto a la firma francesa su identidad más pura: femenina, libre, etérea. Esa visión alcanza un nuevo clímax en “Chloé à la Plage”, su primera colección de verano, protagonizada por una leyenda de la pasarela: Claudia Schiffer.

Fotografiada por David Sims en los escenarios soleados del sur de Francia, la campaña es una oda visual al cine de Éric Rohmer, en especial a su película Pauline à la plage (1983). Inspirada en el personaje de Marion encarnado por Arielle Dombasle y en los íconos de la Nouvelle Vague como Brigitte Bardot, Schiffer aparece con una elegancia natural que resucita el deseo, el juego y el amor bajo una luz veraniega.

Los vestidos y blusas vaporosas, con encajes sutiles y bordados ingleses, evocan una feminidad sensual pero serena, la misma que ha definido a Chloé desde su fundación. Chemena Kamali lo resume así: “Claudia Schiffer siempre ha encarnado el tipo de feminidad intergeneracional que define a Chloé”. Y es cierto: su regreso no solo marca una colaboración, sino un reencuentro simbólico con una era dorada de la moda y el cine.

En esta cápsula veraniega, los tejidos se mueven como olas al viento, las siluetas se deslizan con gracia despreocupada, y cada prenda parece susurrar una historia de libertad. El ambiente es íntimo y auténtico, entre sombrillas, jardines y luz mediterránea. La dirección artística no solo vende ropa: invita a vivir el verano como un acto de belleza y deseo.

La colección ya está disponible en boutiques exclusivas de Saint-Tropez, Capri y Montecarlo, así como en el sitio oficial de Chloé. Un tributo al arte de vestir con naturalidad cinematográfica y elegancia sin esfuerzo. Porque hay veranos que solo necesitan una musa, una cámara… y un vestido Chloé.

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