El actor presentó en el Parque Toreo un adelanto exclusivo de F1, la película que lleva la velocidad de la Fórmula 1 a la pantalla grande, con México como uno de sus circuitos protagonistas.
Sin motores encendidos ni autos atravesando una línea de salida, el Parque Toreo de la Ciudad de México vibró como si se tratara de una auténtica carrera. La emoción no fue menor: Brad Pitt, junto con parte del elenco y el equipo creativo de F1, se presentó ante cientos de fanáticos para compartir un vistazo exclusivo a una de las producciones cinematográficas más esperadas del año.
Desde las primeras horas de la tarde, decenas de personas comenzaron a reunirse en los niveles superiores del centro comercial con la esperanza de asegurar el mejor lugar para presenciar el evento. Mientras tanto, la explanada principal fue transformada con precisión escenográfica: luces LED, una alfombra negra que simulaba una pista de carreras y detalles visuales que recreaban el universo de la Fórmula 1, crearon una atmósfera envolvente para los asistentes.
La pasión por el automovilismo era evidente. Fans con gorras del equipo ficticio APXGP creado especialmente para la cinta se mezclaban con seguidores de escuderías reales, algunos portando camisetas de Red Bull, Ferrari o Mercedes, y muchos con pancartas y recuerdos del piloto mexicano Sergio “Checo” Pérez, en una fusión vibrante entre ficción y realidad.
A las 19:30 horas, la euforia alcanzó su punto más alto. El elenco comenzó a desfilar por el espacio, encabezado por el director Joseph Kosinski (Top Gun: Maverick), seguido de la actriz Kerry Condon, el productor Jeremy Kleiner y Damson Idris, quien interpreta al joven novato en la historia. Pero fue la llegada de Brad Pitt la que paralizó el ambiente.
Vestido con un saco rosa visiblemente rasgado posiblemente una elección deliberada para evocar el desgaste de las pistas, Pitt caminó entre aplausos, gritos, celulares elevados y ojos llorosos. El actor se detuvo para firmar autógrafos, tomarse selfies y agradecer el cariño con una cercanía poco común en eventos de este tipo. Algunos fans, al tenerlo tan cerca, no lograron siquiera articular palabras; otros rompieron en llanto. La estrella de Hollywood, más allá de su celebridad, demostró una autenticidad que conectó con el público mexicano.
La cinta, coproducida por el piloto Lewis Hamilton, se titula simplemente F1, y sigue la historia de Sonny Hayes (Pitt), un piloto veterano que regresa del retiro para guiar a un joven talento interpretado por Idris. La narrativa explora no solo el vértigo de las pistas, sino también los dilemas internos, las relaciones en los equipos y el precio de vivir al límite.
Pero lo que hace de F1 una propuesta especialmente atractiva para el público mexicano es que parte del rodaje se llevó a cabo en locaciones reales, incluido el Autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México. Junto a otras pistas legendarias como Monza, Las Vegas y Suzuka, el filme busca capturar no solo la adrenalina de la velocidad, sino la riqueza visual y cultural de cada lugar.
Este evento en la capital mexicana es solo una muestra de cómo la película pretende acercarse a las audiencias con una experiencia que va más allá del cine. Es un homenaje al deporte, a sus fanáticos y a la magia que solo ocurre cuando el mundo real y la ficción se cruzan en una recta a 300 kilómetros por hora.
F1 promete ser más que una película: será una inmersión en el universo del automovilismo de alto rendimiento, con el respaldo de talentos de primera línea frente y detrás de cámaras. Y, por unos minutos, México fue parte de esa gran vuelta de reconocimiento.