Con el respaldo de la SEDENA y el liderazgo de la gobernadora Mara Lezama, inicia un programa ejemplar que apuesta por la confianza, la vida y la transformación social desde el amor.
En un gesto que combina conciencia cívica, compromiso institucional y un profundo enfoque humanista, este lunes dio inicio el Programa de Desarme Voluntario en Playa del Carmen, Quintana Roo. El proyecto, realizado en coordinación con la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), representa un avance crucial dentro del “Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo”, impulsado por la gobernadora Mara Lezama y alineado con la visión de paz, justicia social y transformación que guía el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Pero más allá de los protocolos y las cifras, lo que se vivió fue un acto profundamente simbólico: familias enteras, madres, padres, jóvenes y adultos mayores llegaron con armas en sus manos para dejarlas atrás. Para muchos, era la primera vez que tocaban una pistola; para otros, significó soltar una historia de miedo o violencia. Lo que quedó sobre las mesas de la SEDENA fueron más que objetos metálicos: quedaron atrás ciclos de desconfianza, angustia y división.
Una visión distinta de la seguridad
“En Playa del Carmen creemos que la seguridad no nace del miedo, sino del amor”, expresaron las autoridades locales durante el evento. Esa afirmación, poderosa y valiente, resume el corazón del nuevo enfoque que impulsa esta estrategia: cambiar el paradigma de la fuerza por el de la convivencia. En lugar de castigar el miedo con más miedo, se invita a reconstruir la confianza social desde la responsabilidad compartida.
La gobernadora Mara Lezama ha insistido en que la paz no puede imponerse desde arriba ni mantenerse a base de vigilancia militarizada. Por el contrario, la paz auténtica nace de condiciones de equidad, participación ciudadana, espacios seguros y una cultura del cuidado mutuo. Bajo ese principio, este programa no solo es una campaña de seguridad pública: es una apuesta por el alma comunitaria.
Del arma al abrazo: una decisión que transforma
El programa funciona de manera sencilla y sin represalias: cualquier persona puede acudir de forma anónima a entregar un arma de fuego, la cual será destruida por personal de la SEDENA. A cambio, se ofrece un incentivo económico proporcional al tipo de arma entregada. Pero más allá del beneficio material, el principal incentivo es simbólico: saber que al entregar un arma, se evita una tragedia, se protege una vida, se abre espacio para la esperanza.
Cada arma que sale de circulación es una historia que puede tener un nuevo desenlace. Cada familia que decide desarmarse envía un mensaje a sus hijas e hijos: el futuro se construye con diálogo, no con disparos. En este sentido, el desarme voluntario se convierte en una herramienta pedagógica, emocional y cultural.
Una comunidad que se elige a sí misma
Playa del Carmen, destino turístico de renombre mundial, es también una ciudad que enfrenta los desafíos del crecimiento acelerado, la desigualdad y las tensiones propias de una zona urbana en transformación. Precisamente por eso, esta iniciativa adquiere mayor relevancia: demuestra que una comunidad puede redefinir su identidad, no por los problemas que enfrenta, sino por la forma en que decide enfrentarlos.
A lo largo del día, decenas de ciudadanas y ciudadanos participaron activamente, no solo entregando armas, sino compartiendo testimonios, abrazando a sus vecinos, enseñando a sus hijos el valor de la paz. En paralelo, se realizaron actividades culturales, pláticas con jóvenes y talleres de resolución pacífica de conflictos, fortaleciendo así una cultura de paz que no se limita a lo legal, sino que toca lo emocional y lo cotidiano.


